Cine en el territorio: el reencuentro de Ojo de Pescado con las niñeces de Valparaíso
Publicada el 13-07-2023
Desde sus inicios, Ojo de Pescado ha realizado más de doscientos talleres de cine para niños y niñas en distintos lugares de Chile. Actualmente, uno de los objetivos de la corporación —que cuenta con el financiamiento del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio a través de su Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras— es el reencuentro con dos territorios de Valparaíso: Porvenir y Rodelillo.
Llegan corriendo de la escuela para cambiarse el uniforme: algunos se bajan de la micro con sus amigos; otros cruzan el cerro a pie, solos o en familia. Puede que vengan cansados, pero no pierden la alegría y las ganas de compartir. Y aunque muchos no tienen muy claro de qué se trata la experiencia, hay un pequeño grupo que ya la vivió el año pasado, así que vienen con grandes expectativas: no solo quieren pasarlo bien, sino que también aprender de cine, reencontrarse y ver resultados en la pantalla.
Las talleristas los esperan con los materiales y proyectores listos. Si bien han dictado decenas de talleres antes, y se manejan con los conceptos y la técnica, tienen claro que cada grupo es diferente, por lo que la experiencia va variando. Un camino que, desde sus inicios, la Corporación Cultural Ojo de Pescado ya ha recorrido más de doscientas veces, en distintas partes de Chile: desde centros comunitarios en cerros de Valparaíso, hasta pequeñas escuelas en la Isla Grande de Chiloé.
Este año, la magia tiene nombre propio: Ojo de Pescado Comunidad. Una nueva línea dentro la Corporación, que cuenta con el financiamiento del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio a través de su Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras, que viene a estrechar aún más los lazos con los territorios y reforzar lo que se venía realizando a través de talleres de cine, mediación y funciones.
“El objetivo principal es activar la participación colectiva de niños, niñas y sus familias a través de la creación audiovisual. Que de manera conjunta con su comunidad, con su territorio, puedan conocer una experiencia artística y participar de procesos creativos. Cobra un valor especial el desarrollar estas experiencias en su entornos cotidianos, en sus lugares comunes, como sus barrios o calles”, explica la productora general de Ojo de Pescado, Carolina “Piru” Fuentes.
Para lanzar esta nueva iniciativa, Ojo de Pescado Comunidad ha decidido comenzar con dos lugares en los que ya hubo un primer acercamiento el año pasado: Rodelillo y Porvenir Bajo, Playa Ancha. En extremos opuestos de Valparaíso, estos territorios se levantan entre el patrimonio, la tradición popular y, a ratos, la estigmatización, que amenaza con opacar su vida familiar y comunitaria.
El reencuentro es primordial para reforzar los objetivos de participación de las niñeces. Así lo plantea Carolina “Piru” Fuentes: “es muy importante el vínculo que se establece con las comunidades de un territorio; las confianzas, el cariño y la motivación por seguir aprendiendo de las inmensas posibilidades que entrega el cine. Los procesos de continuidad son muy valorados, no solo por nosotros, sino por cada grupo con los que hemos trabajado, porque fortalecen sus aprendizajes y se genera una mayor autonomía en sus propios procesos creativos”.
Creatividad en Porvenir
¿Aquí es el taller de cine?, pregunta con timidez el primer niño que llega hasta la sede de la Unidad Vecinal N°38 de Porvenir Bajo, en Playa Ancha (Valparaíso). De a poco, se suman más rostros, algunos conocidos y otros por conocer: callados, risueños, traviesos e inquietos, se adentran en su espacio comunitario y se van instalando en los puestos estratégicamente ubicados en torno a un telón blanco. Entre carcajadas y ademanes nerviosos, se sube el volumen a la música, e inicia la sesión.
Clase a clase, los niños y niñas que participan del taller van tomando confianza y aprenden distintas cosas: desde conceptos básicos sobre cine —los tipos de encuadre o los géneros cinematográficos—, hasta cómo trabajar de manera colaborativa. Con cámaras, tijeras, lápices de colores, papel de diario, revistas viejas y mucha imaginación, este grupo de quince niños comienza a crear una historia que pronto pasará a la pantalla.
El llamado es a inspirarse en su propio territorio. Para ello, observan lo que los rodea, identifican aquellos lugares y caminos que transitan a diario, trazan rutas en un mapa, todo con el propósito de ser capaces de expresar qué les llama la atención o identificar si existe algún elemento que les gustaría que fuera diferente. Así surgen asuntos que para ellos son importantes. Es que en los talleres de Ojo de Pescado las niñeces son las protagonistas y tienen la oportunidad de dar su opinión, tomar decisiones y manifestar cómo se sienten.
Así lo ha podido experimentar Ashley Díaz Lago (9) que, por segunda vez, se inscribió al taller de cine en su territorio. El año pasado vivió la experiencia en el Club Atlético de Porvenir, donde tuvo la oportunidad de participar en la creación de un cortometraje e, incluso, fue invitada a moderar la ceremonia de inauguración y conferencia de prensa del 11° Festival Ojo de Pescado. Por ello, cuando supo que este año se volvería a realizar el taller, no lo pensó dos veces antes de inscribirse.
“Me gustan las actividades de Ojo de Pescado porque te toman en cuenta y te dejan dar tus ideas. He aprendido muchas cosas, como los distintos planos, cómo se hace una película y qué es el stopmotion y el documental. Este año el taller ha sido muy interesante, muero por saber cómo será el cortometraje final”, comenta Ashley, mientras sale, muy satisfecha, de una de las sesiones.
Para el equipo de Ojo de Pescado Comunidad, el reencuentro con Porvenir ha sido un motor importante para continuar estrechando los lazos con su comunidad: “el sector de Porvenir siempre ha sido muy activo en cuanto a la participación. El año pasado tuvieron una gran convocatoria y este año superaron todas nuestras expectativas. Muchas familias se organizaron para que sus niños y niñas pudieran participar del taller. Vecinas y vecinos coordinaron acciones de traslados. Cada semana nos pedían más cupos para infancias de poblaciones aledañas al lugar donde estábamos. Fue una gran respuesta y compromiso por trabajar con las niñeces y juventudes del territorio”, explica Piru.
Lluvia de ideas en Rodelillo
Con el mismo entusiasmo llegan los niños y niñas al Centro Comunitario (CECO) de Rodelillo, también en Valparaíso. Muchos vienen acompañados de sus madres o padres que, asomados desde la puerta, vigilan con cariño el trabajo que sus hijos llevan a cabo al interior de la Biblioteca Popular El Esfuerzo. Cada grupo es diferente y está compuesto por caracteres únicos, lo que queda claro al iniciar la sesión.
En pocos minutos el grupo se afianza y comienzan a surgir sus personalidades: hay niños que sueñan con convertirse en youtubers, otros tocan instrumentos como el xilófono o el bajo, a muchos les gusta bailar o son aficionados a las series y películas. Así se va componiendo este equipo que trabajará codo a codo por seis sesiones.
A lo largo del proceso creativo, los participantes inventan personajes a través de una lluvia de ideas: luego los dibujan, colorean, les crean personalidades y nombres, para que, finalmente, se reúnan en una historia a la que le darán vida a través del lente de las cámaras:
“Quise inscribirme nuevamente a este taller, ya que el año pasado lo encontré súper entretenido, hacíamos un montón de cosas, como dibujar y contar historias, así que nos íbamos enfocando en diferentes técnicas para hacer el cortometraje. Este año me ha servido para despejarme un poco del colegio, hacer manualidades, aprender algo nuevo como el cine y divertirme”, relata Florencia Salazar (12), una de las participantes que decidió inscribirse por segunda vez al taller.
El reencuentro con este territorio también ha sido muy gratificante para el equipo de Ojo de Pescado Comunidad: “el sector de Rodelillo ha sido un lindo desafío. Es un territorio muy grande donde hemos podido explorar oportunidades de acercarnos a las familias desde diferentes contextos. Pudimos darnos cuenta del alcance que tienen las redes de centros de salud primario como CECOSF y CESFAM. Varias fueron las familias que se enteraron del taller a través de esos espacios y con gran entusiasmo comenzaron a correr la voz para inscribir a sus niños y niñas. También en este territorio hubo un aumento considerable en la convocatoria respecto al año pasado, lo que nos pone muy contentos por la confianza que nos entregan”, agrega Carolina “Piru” Fuentes.
A medida que las sesiones avanzan, la confianza y la participación de los niños aumenta. Ya sea en Porvenir o Rodelillo, la pasión que ponen en su trabajo los llena de orgullo, por lo que vuelven felices a casa, a la espera de la próxima clase. De a poco, se van dando cuenta de que ellos también pueden hacer cine, siempre que trabajen en equipo y que pongan todo su esfuerzo y cariño en lo que hacen. De este modo, Ojo de Pescado cumple con algunos de sus principales objetivos: promover la participación, libertad de expresión y derecho a opinar de las niñeces para potenciar su autonomía y entregarles herramientas desde el mundo del cine y el audiovisual. Mientras tanto, el calendario avanza y pronto comienzan nuevos talleres, en otros territorios, con otros niños, igual de diversos y creativos que estos.
La Corporación Cultural Ojo de Pescado forma parte del Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que busca fortalecer y dar continuidad a instituciones y organizaciones culturales de derecho privado y sin fines de lucro. Este programa además es parte del Sistema de Financiamiento a Organizaciones e Infraestructura Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio que integra, articula y coordina de forma transversal los planes, programas y fondos orientados al fomento y apoyo de las organizaciones, de la infraestructura cultural, y de la mediación artística. Todo esto con una vocación descentralizada, mecanismos participativos, y la promoción de la creación de redes y asociaciones.