Cuatro cortos y una lección en Pedegua 


Publicada el 18-10-2024

Setenta alumnos apreciaron cuatro piezas audiovisuales de Latinoamérica: “3pies”, “La piñata”, “Camino de agua para un pez” y “Estrellas del desierto”. Al final de la proyección de cine adaptada en el comedor de la escuela, puro aprendizaje. 

Gira gira gira, un trompo en un rincón del patio de la Escuela de Pedegua, localidad chilena de la comuna  de Petorca en la Región de Valparaíso. Luego otro trompo, y otro trompo más. Son tres niños que esperan un desenlace. Bailan los trompos sobre sí mismos hasta que uno cae. Otro cae. Y el último cae. Gana el que cae último. O el que bota al otro y sigue en pie. O no gana ninguno porque todos siguen bailando. Y eso pasa: siguen bailando hasta que caen porque se acaba el vuelo. Y entonces envuelven de nuevo la cuerda alrededor de la aguja  para lanzarse a este loop de trompos en mitad del polvo, en el único rincón de tierra que queda de este recreo en la Primavera de Petorca.

Mientras tanto, en el comedor de la Escuela, el Equipo de la Corporación Ojo de Pescado tapa con lienzos negros las amplias ventanas. 

-¿Le ayudo tía?- dice un niño cortando un trozo de masking tape para sellar la luz que se cuela desde afuera.

Necesitan dejar a punto el lugar para proyectar una selección de historias que serán exhibidas a 70 alumnos después del almuerzo.

Cuando ni un rayo de sol se cuela en la sala, entre todos bajan más sillas. El comedor se convierte en una sala de cine perfecta. Entran los estudiantes y se apaga la luz. El proyector anuncia la imagen del Festival de Cine para niños, niñas y jóvenes Ojo de Pescado: una superheroína con el poder de mejorar el mundo gracias al poder de una hoja de árbol.

La productora Carola Fuentes anuncia los cortometrajes y los estudiantes aplauden. Son cuatro cortometrajes latinoamericanos, elegidos con pinzas por su temática de medio ambiente, territorio e identidad.

El primero es “Tres pies”, la historia de Gonzalo, un niño de 10 años que sueña con ser una estrella de fútbol.  y al mismo tiempo debe llevar los zapatos impecables al colegio. Si no lo consigue, le pueden decomisar la pelota de fútbol por el resto del año. Esto lo hace enfrentar el viaje más emocionante y difícil de su vida, en un charco de agua.

La segunda es “La Piñata”, un corto que aplaude la creatividad y la diferencia. La tercera pieza audiovisual es el corto colombiano, “Camino de agua para un pez” que muestra un barrio de un pueblo en el que sus habitantes sólo pueden recoger agua una vez al día. Y la última, “Estrellas del desierto” se sitúa en un poblado de Iquique en el que unos niños se van quedando sin amigos porque las familias van emigrando a medida que el agua para beber se acaba.
Tras 45 minutos de historias se apaga el proyector y se encienden los comentarios:

-Me encantó la historia de la piñata, porque a mí a veces también las cosas no me quedan perfectas. 

-Me identifiqué con el chico que le gustaba jugar a la pelota. Es como yo. 

-Me encantaron las historias. Nos hacen ver que si uno viene de abajo, también pude lograr cosas- dijo uno de los alumnos.

La frase sacó ovación. De todos: profesores, niños y del equipo Ojo de Pescado completo.