Cabritas, película y conversaciones en torno al racismo: una tarde de cine en el CIP CRC LIMACHE
Publicada el 20-09-2024
Las cabritas están tibias y el proyector, encendido. Los 11 jóvenes de la casa número 4 del Centro de Internación Provisoria y Centro de Régimen Cerrado, CIP-CRC-Limache entran a la sala todos juntos para ver “Parío y Criao”, la película de Jorge Donoso proyectada por la Corporación Ojo de Pescado este jueves 14 de septiembre.
La trama de la película es así: Yorman, un joven colombiano vive en Antofagasta junto a su abuela Carmenza. Ella queda sin trabajo y quiere que regresen juntos a Colombia para que el joven se pueda reencontrar con su madre agonizante, pero él no quiere volver porque su madre lo abandonó y siente que su única opción para salir adelante es destacar en el fútbol local.
Los chicos entran a la sala acompañados de sus educadoras. Los espera el equipo de mediación de la Corporación Ojo de Pescado. Esta actividad es posible gracias a el Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras (PAOCC).
—Hola mamita— saludan.
Son jóvenes de entre 14 y 17 años de edad. Van con sus pantalones impecables, todo muy bien cuidado, con sus buenas zapatillas y corte de pelo al estilo de los cantantes de moda.
—Me sorprendió su alegría. Sus rostros limpios, sus sonrisas bellas, cálidas, tratando de interactuar, de comunicarse—relató Alejandra Fritis, Directora Artística del Festival Ojo de Pescado que también asistió al visionado.
Los chicos provienen de Viña del Mar, de Achupallas, de la población de Puerto Aysén, de San Antonio, del Quisco, de Valparaíso, de Playa Ancha. Todos se presentan con sus nombres.
—También quieren contarnos sobres sus apodos. Son todos muy sociables, amistosos, cálidos. Nos miran a los ojos, jamás evitan la mirada. Sus ojos son chispeantes, llenos de vida—describe Fritis.
Durante la mediación algunos son llamados al taller de mecánica o alguna hora médica. Al salir pasan a despedirse y con personalidad, con presencia, pero también con cariño, con amistad.
En la película se ríen mucho de las expresiones de la mamá del protagonista, empatizan con la abuela y empiezan a interactuar entre ellos, nunca llegan a ser violentos.
“Pario y Criao”
Muchos de ellos se identificaron con los personajes. Se motivaron de las escenas más adrenalínicas. Cuando se corta una escena en “la mejor parte”, protestan. Siguen las instrucciones de su educadora, la señora Mireya. Este es un grupo que respeta a la autoridad y a las figuras que para ellos son maternales o paternales.
Durante la mediación salieron temas como la discriminación y la propia discriminación que el personaje de la película ejerce sobre sí mismo. Le da vergüenza ser como es: pobre, negro, migrante. En este punto se enfocan al hablar: la discriminación que tiene que ver con la raza. Ponen énfasis en la madre de Yorman, a pesar de que no es un tema protagónico en la película. Ellos deducen que la mamá de Yorman lo había abandonado. Por eso hay mucho respeto y cariño por el personaje de la abuela, porque es ella la que se hace cargo de él.
Hablan también de sus talentos y sobre todo que son talentosos en el amor y que Jorman no era hábil en el amor. Ellos sí. Y también dicen que son buenos por el fútbol, para el ping-pong y que también son hábiles para pelear, para el boxeo.
No les gustó que la abuela se quedara llorando. Empatizaron con las situaciones en que la abuelita la pasaba mal, sufría o lloraba. Les gustaron las escenas de alegría. Por ejemplo, cuando al terminar la película Yorman está en la playa con su polola y nada en el mar. Sin embargo preferirían un final más cerrado. Entre todos inventaron un montón de finales posibles. ¿Por ejemplo?
—Yorman jugando y triunfando en un equipo de fútbol- dijo uno de los jóvenes.
—Que la polola chilena presentara a Yorman a sus papás- dice otro. En la película sí se esboza que le va a presentar a los papás. Lo dice, pero no lo hace. A ellos sí les gustaría haber visto eso.
Otro final: que “el malo en la película” (un vecino del campamento que es abusivo y cobra por el uso de la luz) sea ajusticiado.
En la proyección también participó un joven con más de 18 años muy voluntarioso, autista. Los educadores siempre lo invitan a este tipo de actividades porque tiene muy buen comportamiento. Es un chico muy integrado, que está aguardando su pronta libertad y siguió muy de cerca las temáticas, conversó mucho rato. Sugirió varios posibles finales, incluso una saga.
Se acaban las cabritas y Ojo de Pescado pone off al proyector. Es hora de seguir con las actividades del día. El mundo de Yorman queda resonando en las conversaciones de todos.