Ojo de Pescado: la infancia quiere cine (¡y lo quiere ya!)

Publicada el 16-02-2021

Por Marta García, Periodista LatamCinema

El pasado 29 de enero finalizó la segunda edición del Seminario “La infancia quiere cine” organizado por Ojo de Pescado, certamen chileno que este año celebra su décimo aniversario. Durante 24 días, más de un centenar de profesionales regionales participaron en seis talleres y cuatro clases magistrales virtuales con especialistas internacionales. En paralelo se desarrollaron ocho foros de debate ciudadano en torno al audiovisual y las infancias en los que también participaron niñas y niños.

Su directora, Alejandra Fritis, comparte su balance con LatAm cinema haciendo hincapié en el amplio interés en el audiovisual para las infancias por parte de profesionales de la región, aunque afirma que el evento “también evidenció la necesidad de formación especializada en dicho ámbito que permita a productores y realizadores enfrentar el desafío de complacer y aportar a esta audiencia tan exigente, que además debe ser abordada con responsabilidad y enfoque de derechos humanos”. Consultada por las tendencias en la región, Fritis señala que “la gran mayoría de producciones han sido realizadas por el empeño y el afán de realizadores y productores locales que han sido visionarios en la importancia y necesidad de este tipo de cine, viendo también las oportunidades de diversificación de nuestras industrias locales que esto ofrece y, en nuestro caso, supliendo con producción de la región la carencia de programación nacional”. Sin embargo, agrega, cada año postulan al certamen algunos largometrajes “que no llegan a nuestras pantallas porque no cumplen con los estándares que de acuerdo a nuestro bagaje debe contemplar el cine para la niñez, dejando claro nuevamente el interés del medio pero su falta de experiencia en este tipo de producciones tan desafiantes”. Asimismo, Fritis destaca el alto desarrollo de la animación regional “que en muchas ocasiones nos ha provisto de excelente programación para nuestros públicos”.

En su clase magistral, la brasileña Beth Carmona, directora de Midiativa y comKids, propuso un recorrido por la creación de contenidos infantiles en la región: “Reflexiones sobre la situación de la producción televisiva y audiovisual regional para la infancia en Latinoamérica”. Según esta especialista, se trata de una actividad al alza en la que no hay continuidad por la intermitencia de algunas administraciones, pero se avanza. “Finalmente, estamos viendo buenas historias en nuestras pantallas, producidas y creadas por nuestros profesionales”, sostiene la experta en declaraciones a LatAm cinema, consultada por el estado de situación de la región. “A pesar de cierta tendencia de inspiración en los modelos norteamericanos, existen muchos movimientos por la existencia de contenidos latinoamericanos originales y de calidad. En la última década hemos visto un salto muy grande en esta dirección y este resultado se debe en gran parte a las acciones de promoción de la industria audiovisual realizadas principalmente por gobiernos a través de ministerios de cultura y educación, instituciones cinematográficas y audiovisuales, productores independientes que trabajan fuera o con canales de TV”, agrega.

Justamente, la ausencia de contenidos infantiles propios en las pantallas ha sido una preocupación de las autoridades públicas en los últimos años. Algunas instituciones han impulsado fondos específicos para fomentarlos, como Proimágenes Colombia, ANCINE en Brasil, CNTV en Chile o recientemente el IMCINE en México. En este sentido, y en lo referido a recomendaciones para las autoridades públicas, Fritis pone la atención en un tema conceptual: “Primero que todo, que el fundamento para el incentivo de la creación y la circulación de contenidos audiovisuales para la niñez deje de ser la formación de públicos para el futuro, porque los niños y niñas son una audiencia valiosa ahora, sujetos de derecho y ciudadanos hoy. Por lo tanto, es nuestro deber promover su derecho a la participación cultural y artística, a la comunicación adecuada y a ser parte activa en la construcción de nuestro cine y televisión orientados a ellos en el presente”, señala, refiriéndose a la Convención de Derechos del Niño, ratificada por todos los países de Latinoamérica. Sobre la situación en Chile, Fritis explica que “aspiramos a que prontamente existan incentivos para la producción cinematográfica para la infancia que vayan de la mano de la promoción concreta de la programación chilena y latinoamericana en las salas de cine nacional, festivales y plataformas de streaming locales y, ojalá, de la creación de una señal de televisión pública segmentada para la niñez”.

En cuanto a los desafíos para el futuro, Carmona apunta, por un lado, a las alianzas fundamentales de los canales públicos regionales (Pakapaka, Mi Señal, CNTV Infantil, Educa y Canal Futura, Ipe y TV Cultura São Paulo) con la producción independiente, alianzas que “se forman e informan en festivales y ferias dedicadas a la producción infantil”; y, por el otro, a los canales digitales a través de internet. “La audiencia infantil está migrando y conectándose de otras formas. Es decir, el mundo está en movimiento y por mucho que se avance, todavía tenemos que seguir luchando por un espacio más grande y una mayor inversión en contenido infantil”, concluye. Durante su clase magistral, la productora y gestora hizo hincapié en algunos elementos de los contenidos infantiles en la región de cara al futuro: la necesidad de repensar la representación desde la pluralidad, de conocer a las infancias de cada territorio y de comprometerse con las identidades y entornos locales. Asimismo, se refirió a la importancia de la formación y capacitación continua de las y los profesionales del ámbito; las políticas públicas de apoyo y las alianzas entre diversos agentes.

En este sentido, Fritis señala que “no basta con producir más y mejor, también tiene que haber canales de distribución y exhibición para dichos contenidos, involucrando en este afán a exhibidores, canales de televisión e instituciones públicas que aboguen por la garantía de derechos de la niñez por sobre las dinámicas del mercado y sistema económico”, agrega, aludiendo a la necesidad de articulación pública y privada para que efectivamente las infancias puedan ser protagónicas “en la representación audiovisual, en los medios y en la construcción simbólica y concreta de nuestras sociedades”.

El décimo aniversario de Ojo de Pescado ya tiene fechas: se celebrará en modalidad híbrida entre julio y septiembre de 2021, con estrenos y actividades competitivas entre el 28 de agosto y el 5 de septiembre. Sobre su programación, si bien el equipo está en pleno proceso de evaluación, Fritis adelanta que quieren mantener los tres ejes de actividades que implementaron este año: talleres, clases magistrales y foros abiertos a la ciudadanía, incluyendo públicos infantiles. “Nos gustaría sumar algunos contenidos como la no-ficción y la investigación con audiencias infantiles, y desde lo metodológico apuntar más hacia la asesoría en escritura y desarrollo de proyectos”, destaca, y agrega que una de las confirmaciones de la programación “será una retrospectiva de películas para niños, niñas y jóvenes de todo el mundo que han sido parte del programa del Festival durante estos diez años”.

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